Se acabó...


Y me fui interesando en esta montaña de cemento y marmol, poblada de gente a la cual nunca entendí bien, pero con la cual pude compartir espacios. Si al final usufructuamos todos del mismo aire puro, del buen transporte, de la lectura en el metro, nos quejamos juntos de las sirenas exageradas de la comitiva del jefe máximo, como si a alguien realmente le interesara. Al final no nos mezclamos, solo compartimos con un mútuo respeto, sin ofendernos. A ti ciudadano de Washington (y porque no de Estados Unidos), no te dejes convencer tan facilmente, que no crean que eres tan estupido. La felicidad no basta con tener las condiciones para consumir tranquilamente, eso no es lo que hace un país libre. No te dejes esclavisar tan docilmente. No hagas un uso tan deslenguado de la palabra libertad, asumiendo que lo eres pero sin saber su significado.

Aprendí que Estados Unidos es un país bello y diverso, al igual que Chile. Aún así no tenemos porque fundirnos con ellos ni modelarnos a su semejanza.
Washington tiene sonidos que voy a extrañar, tambien su silencio. Es el metro llegando, el viento barriendo, los truenos rebentando en el cielo y en nuestra ventana, el bullicio mundano de Dupont.
Washington tiene sabor a música. Música de Thievery y el 9:30, del pasto húmedo de verano de un picnic en el Wolf Trap, cuando brindamos con las copas en alto, por esa negra de voz deliciosa llamada Cesarea que cantaba solo para nosotros, a la Straisend y Redford en una pantalla gigante de un ciclo de cine antiguo al aire libre, a filmes de los lugares más increíbles del planeta, en un festival de cine internacional imperdible, a nuestra música, a Delaila.
Washington no pudo existir sin eso, hubiese sido unbereable, ni tampoco podría existir tu, mi, nuestra casa, y la luz de la luna que llena iluminaba los muebles, las copas de los árboles que rodean la autopista a lo lejos, la brisa de verano que por la ventana abierta ventilaba nuestros sueños, los patos y sus coqueteos nocturnos, el sol rojo que despedía cada día y que teñia nuestro rincones de un naranja nostalgico y furioso. También la nieve y el cielo triste gris de un invierno que parecía no acabar nunca.
Es el amanecer azul y verde y el ocre otoñal, tanto como un desayuno de domingo en la alfombra, el periódico, los libros, el pasto, las caminatas. Son las bicicletas que hibernando, esperan junto a los interminables senderos, el túnel y tu sonrisa, nuestra vuelta allá al borde de la bahía.
5 comentarios:
volverás?
I'll be back...
Si, Washington queda atras y temporalmente yo en ella... Pero no desespere mi principe turista, dentro de poco tiempo estaremos descubriendo en su hermoso pais mas senderos, olores, sabores, sonidos y formas de amar... Un rincon nuevo, pero con mas amor...
TA, Ju
Leí y me aburrí. Igual voy a opinar. Esta es la historia de otro socialista "renovado". El quiere gozar con todo, pero privando a los demás de todo. Mientras más idiotas y tonots útiles lo sigan y le crean mejor. Bueno, él es un tonto útil más, cuyo cerebrito tiene un chip que se prende desde la Moneda: "No a los ricos y al consumismo, loco (mientras yo lo paso bacán a todo lujo)". En fin, historia repetida. Chao
excelente!
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