sábado

Machistas asesinos


En la universidad tenía un profesor de historia que era al mismo tiempo decano de la carrera. Nos referíamos a él como "el ratón", aunque yo lo encontraba más parecido a un chancho, algo raquítico, pues era extremadamente delgado y tenía nariz y orejas como implantadas de un puerco. De nacionalidad española, se caracterizaba por pasar, en un cerrar de ojos, de la sonrisa amable a estados incontrolados de mal humor. Cuando nos sermoneaba yo me transportaba a la época de la conquista y me sentía un indio siendo sodomizado por el invasor español.

La señora de ratón (chancho flaco) era profesora en la misma universidad. De 10 años menor, era lo más bello en docencia que haya pisado la universidad. Regia ella, tenía un pelo negro azabache, piel muy blanca y ojos muy azules. Su mirada y la seguridad de su acento hacia perdonar momentáneamente la desfachatez con que su marido pregonaba los beneficios de la educación de vanguardia europea. Andaba toda de cuero con unos pañuelos de colores exóticos elegantísimos enrollados en ese pescuezo que más de alguno deseaba llenarle de chupones. Tenía un solo detalle, (totalmente ajeno a este cuento), y es que olía como un zorrillo. Cuando se paseaba por las hileras de estudiantes, dejaba una estela de concentrado de cebolla y transpiración de días que choqueaba.

Un buen día, llegó ella a clases sorpresivamente con unos anteojos negros de última moda en Europa, y no se los sacó en toda la hora de clases. Esto hasta que algún pícaro alumno de las filas posteriores le preguntó el porque de no sacarse los anteojos, a lo que ella respondió que no, porque se había caído en el baño y le quedó el ojo morado. ¿Nos puede mostrar profesora? se escuchó al unísono, y ella amablemente sacó sus anteojos y dejó ver algo que asemejaba una aceituna negra en el párpado superior y un morado verdoso en el inferior, más los derrames internos en globo ocular.

Las especulaciones respecto a la causa del morado del ojo solo aumentaron en los días siguientes, que ella se había "caído en los nudillos del ratón, que ratón machista, que ratón mal parido, que talvez si se cayó"..., y todo hasta que algunos meses después volvió a aparecer con sus anteojos último modelo en clases. "He tenido un azzzzzidente en coche", se le escuchó decir, y mostrar un hematoma algo menor que el anterior, pero igualmente notorio. Y la especulación siguió "es que le dio más suavecito de esta vez, quizá la quiere menos, que quizá le pone el gorro, que quizá porque no se baña...".

Ratón pintaba para gran Rector, por lo que nadie se atrevía a decir nada.

"Y es gente tan decente y culta pues" decía la señora de la cafetería.

Alguien una vez dijo haberlo visto abofeteándola a lo lejos al interior de un auto en los estacionamientos. Él furioso como un puerco enrabiado, ella llorando tratando indignamente de sostener las manos cobardes que le daban vuelta el rostro.

No pasó un año, y el cerdo flaco "promovido al cargo más alto de un nuevo proyecto educativo vanguardista en Sevilla" anunciaba un comunicado en el diario mural. La sociedad premiaba al r
atón con orejas y nariz de puerco.

"Chiii, yo hacia tiempo que los veía discutir y él que le aforraba seguidito", decía el señor de la caseta de seguridad cerca del estacionamiento.

Foto: "El machismo mata": http://archarmy.iespana.es/pics/femicidio.jpg

4 comentarios:

Alejandro Tapia dijo...

Ni con su olor a zorrillo logró espantar al chancho.
NS

Montserrat Nicolás dijo...

reta:

primero-sorry.

segundo- no estamos seguras pero parece que existe una razón por la cual las mujeres no dejan a los hombres abusivos (lo que, seguidamente, les cuesta la vida) y creemos que era porque mayoritariamente eran hijas de un abusador. Y nadie jamas les había mostrado el camino para salir de la mierda. O algo así.

Igual, ante abusos la unica forma de alzar la voz. Decirlo de frente. Para que así, exista otro ser humano que le importa.

el relato deja mucho que pensar...tema horrible en todo caso.

tercero-gracias por lo de mihjita riiiica. fresco.

bestssss, c.

Santiago Illapa dijo...

Qué heavy relato.

Saludos con un frío que te lo encargo.

V dijo...

Que terrible....ni una mujer,ni un zorrillo merece ser tratado así.Un abrazote!

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