lunes

Santiago

Viví 3 horas de retraso en un aeropuerto lejano y frió. Viví otras 4 horas de retraso en otro aeropuerto, más frío y lejano aún, sin antes recorrer su gigantesca extensión en dos oportunidades y a toda velocidad, brotando chorros de humedad y desespero por la frente, ilusionado con apurar el llegar a ti. Viví un aterrizaje que me hizo retornar al punto de partida, que aunque el capitán justificó como normal, estuvo rodeada de vehículos de bomberos que me hicieron pensar lo contrario. Significó otras 13 horas de retraso que te alejaron interminablemente de mí.

Recorrí finalmente por 8 horas y 20 minutos el aire, obviando mi espalda, sin pegar un ojo, solo ilusionado con la imagen de tus líneas, de tu caos, curioso por ver tus cambios. Viví por enésima vez, la historia de la maleta perdida, pero ya nada importaba, pues ya estaba sobre ti. Al darme de cara con tu amanecer, tu aire pesado llenó con euforia mis pulmones, y sumó una inmensa curiosidad a mis ojos. Tampoco importaron las horas en velo, que ahora me dificultaban el juicio, estaba sobre ti. Solo quería escucharte, solo quería respirarte, mirar con obsesión tus novedades, pasearme por tus rincones originales, volver a recorrer las huellas que he dejado en ti, mis senderos en tu asfalto, y sentir la historia que llevo contigo, entender las razones que me alejaron de ti, pedirte perdón, perdonarme.

Finalmente probé la fruta que con placer y dolor salen de tu interior, cargué mis pulmones y mi sangre de tu cuestionado oxígeno y ventilé mis sin sabores y rencores con aquella brisa que dicen 'equivocadamente' que por ti no corre. Tú, bella, buena y sencilla, me dejaste ser uno más entre todos tu habitantes. Pretendimos divertidos que nunca nada entre nosotros había cambiado. Peor aún pretendimos alegres irresponsablemente ciegos que así seguiría siendo por siempre, que nunca nada cambiaría, que yo no volvería a partir.

Y ahora, a medida que vuelo hacia el infinito y tus luces se alejan de mí allá abajo ante mis ojos incrédulos, siento en la garganta el peso implacable de la desolación, y el pasado pierde importancia ante la ilusión de un próximo encuentro. Tu sofisticada figura sin embargo persiste, con el tatuaje de tus rayos de sol que quema mi retina.

Y que nadie me diga lo contrario, eres la mejor del mundo, eres Santiago, la capital de mi mundo.

6 comentarios:

LaRomané dijo...

Si estas en SAntiago, no perdonaria no conocerte........

Carinos ansiosos
x0x0x0x
LaRomane

Jaime Ceresa® dijo...

Ja..estai en Santiago..que wena..haber si se hace una junta o algo pa conocerte.-

Cuidate.-

Anónimo dijo...

Santiago en 5 hermosos parrafos y 402 sentidas palabras... para que mas?

Anónimo dijo...

wow!, me encantó! yo tb veo a shago así :)
pero por lo que entiendo ya no estás allí, cierto?, ya patiperreas más al norte?:)
suerte en tus viajes y Besos de quien pronto arribará a esa ciudad.

Juano dijo...

Vacaciones de verano-invierno!!
que bien... a mi me regusta santiago, y eso que sólo es escenario de mis últimos... 17 años... chanfle! como pasa el tiempo.

Slds

C. dijo...

Nunca me ha gustado tanto Santiago, pero sí amo mi comuna con ese aire a pueblo viejo escondido en la metropolis, donde todavía la gente se saluda y se ubica cuando se topan comprando el pan, donde el stress todavía no se toma las calles, donde hay aire limpio y áreas verdes para disfrutar...

Si llego a viajar, supongo que sentiré finalmente lo mismo que describes...

Saludos

La hormiga... que aún no sabe si sacar las maletas.

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