sábado

Terremoto

Varias veces he pensado en simplemente despedirme. Dejar un escueto mail en este pasquin virtual que diga "Chao, gracias por leerme alguna vez". No es para menos, la mayoría de los blogs que leía cuando empecé ya no existen. Los lectores están enbobados con la inmediatez de Twitter y con el hiper egocentrismo de Facebook. Pero que importa, quizá cerraré este espacio más pronto que tarde, aunque si la realidad sigue cacheteandonos como lo ha hecho estos últimos meses, la verdad prefiero tener donde desahogarme aunque pocos me lean.

Ernesto Sábato dijo, refiriendose a una reedición de uno de sus primeros libros escritos unos 40 años antes, que porfavor no lo juzgaran por las opiniones que allí encontraramos sus lectores, pues pasado tanto tiempo sus opiniones habían por lo menos madurado, pasando desde aquellas que en dicho libro muestran una creencia ciega en la ciencia, para dar un giro hacia la creencia ciega en la metafísica. 

Yo pediría (humildemente, y guardando las proporciones) exactamente lo mismo, pues una buena parte de lo que acá opiné en los últimos 4 años ha sufrido un giro a partir de lo que he vivido (lo cual se puede inferir en los posteos anteriores a este), y definitivamente de lo que ocurrió en Chile el 27 de febrero del 2010, el día en que la tierra nos recordó con precisión lo que somosante su furia, nada. 

El terremoto nos ha entregado momentos notables para la historia nacional, algunos patéticos pero que no debiesen escandalizarnos. 

Necesitamos hacer un breve reprise por la variopinta historia reciente: Pinochet, que no era ni economista ni ladrón ni violador de derechos humanos, instauró un modelo económico tan sólido, justo y equitativo, que se fundió en el 82. Él pasó a la historía como genocida y hampón, dejando claro que algo que hizo bien, al menos durante un tiempo, fue robar. Luego en esta democracia que vivimos, asume el más grande lider de todos, probo, hombre de voz fuerte, de golpear la mesa y apuntar con el dedo, el que todo se la pudo, Capitán Planeta, el gran estadista! Sus obras se cayeron al primer mes de dejar su gobierno, y el resto se terminó de caer en febrero pasado. El daño patrimonial al Estado, producto de chorezas como Efe, Mop, entre otras está aún por dimensionarse. Luego asume la madre de todos, la gorda bonachona, la vecina chora que todos quisieramos tener, la que en el liceo organizaba los malones en la playa con guitarra en mano, proba como solo ella, recibe un país economicamente sólido y vive de la inagotable esperanza de los precios internacionales del cobre. De entrada recibe como obsequio, del gran estadista y papi de todos, un sistema de transporte que fue lo que fue y que sigue siendo, un mierdal, y que por poco la hunde. Lleva a cabo sendas reformas en educación, pero que como todo en Chile, apenas logra rozar la vena del problema, tanto así que los pinguinos por poco la mandan de vacaciones permanentes a Caburga, donde descansa de las realidades del país. Le siguen reformas en salud, que se concretan en hospitales por todo el sur, que inaugurados por la urgencia de las elecciones, hoy no son más que elefantes blancos agrietados por todos lados.
Recuerdo siendo niño, mientras vivia en Brasil y venía a Chile de vacaciones, tener la sensación de llegar a un gran y pintoresco tierral. Hacia fines de los 80's a la gente de este tierral (que a mi se me hacía medio atroz y a años luz de la modernidad brasileña), le hicieron creer que estaba a un triz de convertirse en una potencia (cual jaguar asiático). Un verdadero Tigre! Que rugía! Grrrraaaauuu! que nada tenía que ver con las favelas de Brasil, con la inestabilidad de la Argentina, el barrial de Bolivia, con la supuesta ingobernabilidad de esa Latinoamérica que el Chileno se acostumbró a ver a la lejanía, vía documentales que mostraban la atrocidad de ese continente (que escasamente visitó), auspiciados por el canal oficial, alimentando ese chovinismo que en nada cambió en los siguientes 20 años y que nos acompaño hasta la primeras horas de un 27 de febrero del 2010. De una día a otro, en la polvotienta década de los 80, pasamos de un tierral, de millones de pobres efectivos, al país con la mayor penetración de tarjetas de crédito, celulares, banda ancha, computadores, televisión de latinoamerica. Los pobres avances en educación, salud y previsión fueron constantemente opacados por los tratados de libre comercio y más recientemente el ingreso de Chile, el jaguar que se comió al condor, a la OECD.
La verdad compañeritos, es que hemos vivido una mentira. Hemos sido victimas de una mentira. Nos han utilizado por años para fabricar una mentira que le diera réditos políticos ya sea al ladronzuelo iletrado de Pinochet como a la Concertación aburguesada, despota y pendate que antaño captara nuestros sueños, pero que hoy nos hace ver, que tan distante de esa imagen caricaturizada de los vecinos países no estabamos, que seguimos siendo tan latinoamericanos como siempre, pero que su propaganda nos hizo ver como superiores.

Es que simplemente resulta inverosimil, que el Estado, su gobierno y sus Fuerzas Armadas, ese jaguar que se destacaba en el "vecindario pobre de Latinoamerica", no haya tenido medios para  advertir oportunamente a tanta gente que 3 olas de 15 metros cada una los pasarían a vida mejor. Resulta simplemente incomprensible aunque ilustrativo que Hillary Clinton haya venido a Chile a entregar en manos de la madre de todos los chilenos 20 teléfonos satelitales para resolver tamaño problema de comunicación, ya que el corte energético pareciera ser la excusa más lógica para justificar la incapacidad e inoperancia del gobierno más probo, más preparado, del país más estable y la Armada más poderosa (supuestamente) de Latinoamerica.

Si sirve de algo, quizá algun día lo seremos. Lo que está claro es que aún no lo hemos sido y estamos ciertamente lejos de serlo.

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