Chocolatines para la reconciliación

Mi tía, cansada no precisamente de las buenas oportunidades en Chile, emigró hacia Brasil allá por el año 80. Se fue a vivir a Rio de Janeiro, donde de a poco se fue encontrando un espacio en una sociedad por esos tiempos bastante mas benévola que la chilena.
Trabajaba ella en una tienda de chocolates finos, ubicada en plena Copacabana. Mi tía, a punta de entusiasmo y creatividad, se hizo experta en trufas, fondant además de delicias belgas como los pralines. La pirula clientela de la tiendita, estaba conformada por señoras de alto linaje, políticos, personajes del Jet Set, turistas perdidos, y primeras damas.
Una tarde cualquiera, habiendo llegado mi tía a la chocolatería luego de ausentarse brevemente por trámites personales, le cuenta su amiga y dueña de la tienda que había acabado de pasar por allí una empingorotada señora, muy snob pero gentil, y cuyo nombre no era nada más nada menos que Lucia Pinochet, y que deseaba enca


Recuerdo esa anécdota en honor a la impunidad del finado Pin8, una persona a la cual no se le puede tener respeto ni mismo muerto. En su foto en el féretro se ve hasta sano, como para asegurarse que está realmente muerto y no jugando al '123 estátua es', pues se ve gordito, solo algo pálido, quizá por el maquillaje, pero bien, muy bien alimentado. ¿Cuantos chocolates y pralines habrá ingestado esa boca de sapo gigante?, ¿cuantos restos de costillares de chancho, champaña, empanadas y vino tinto habrán corrido por las comisuras de su boca mal oliente?
El escupo inmortalizado del nieto de Prats en el féretro del finado, las lamidas de mi tía querida en los chocolates de la ahora viúda, son tan solo muestras sutiles y elegantísimas del ódio que deja la estela hedionda del dictador, que muy por el contrário actuó ante sus disidentes con la inteligencia y sutileza de una estampida de elefantes, y que se fué, solo para dejar apestado por todos lados a salchichón cerveza en descomposición.
Hablan de reconciliación cuando es tan común escuchar discursos que alaban la obra y justifican la severidad de la mano de Pinochet para lograr una supuesto éxito económico, sin comprender lo absurdo que significa bajar la inflación a punta de balazos. La violencia, el egoísmo y la gula fue puesta en evidencia el 11 de Septiembre del 73' por Pinochet. Aquellos que hicieron parte de la fiesta del 73' (y que la siguen celebrando y justificando) hacen parte de un tipo de chileno violento, egoísta, goloso e ignorante, con el cual nadie necesita reconciliarse.
Publicado por bitacoreta.org en "La Gran Arcada" 27 de Diciembre 2006.
Caricatura por www.guillo.cl
4 comentarios:
Buenisima historia!!
Lo que hizo tu tía está de culto!!!
Saludos, Gitano.
POCOS HAN TENIDO ESE DESAFÍO DEL DESTINO...qué hacer???
que fuerte situación...concuerdo que es de culto...estar en RIO, vendiendo chocolates!!! y que te apareczca esta oportunidad!!!
parece de tarantino...
bueniiisimo
ademas la cuentas muy bien!
see you!
que blog mas original felicitaciones
KURAM GRAFICO INDEPENDIENTE
Genial Historia, La hemos republicado en Pehuen.
Buen aporte.
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